

Economía guatemalteca: un pastel con poca levadura
Llevamos varios meses escuchando voces que advierten un menor dinamismo en la economía guatemalteca. La más reciente encuesta de expectativas económicas del Banco de Guatemala revela que hay mucha incertidumbre sobre el futuro económico. En enero de 2016, el 71.4% de los analistas privados encuestados dijeron “no estar seguros” sobre si el momento actual es oportuno o no para invertir; para noviembre, esta misma respuesta aunque bajó a 52.4%, continúa siendo muy alta.
Si se quiere comprender cuál es la realidad económica para tener más certeza sobre el futuro basta cerrar los ojos e imaginar que la economía guatemalteca es como un pastel con poca levadura. En efecto, las más recientes proyecciones del Banco de Guatemala estiman un crecimiento real de entre 3.1 y 3.7% para 2016, lejos de lo registrado dos años antes cuando superó la barrera del 4%. Pero eso no dice mucho. El poco crecimiento económico es producto, entre otros factores, de tres elementos (la levadura): menor demanda de productos guatemaltecos en el exterior y menos inversiones privadas, una población trabajadora en continuado proceso de empobrecimiento y un presupuesto público raquítico y con una ejecución ralentizada.
Sobre lo primero. Entre septiembre de 2015 y septiembre de 2016, las exportaciones han caído cerca de USD330 millones (-4%). Solo Estados Unidos ha comprado USD191.4 millones menos en este período. De los 25 principales productos de exportación, 18 han caído de precio y 15 se han facturado por montos menores. Los sectores de maquilas y zonas francas —tan defendidos con privilegios fiscales—, también reportan caídas en el precio de sus productos y en el monto de exportación.
Las remesas familiares continúan creciendo —dato positivo al transformarse en consumo e inversión de los hogares—, y en octubre ya sumaban USD5,881.2 millones. Sin embargo, la inversión extranjera directa (IED), a junio de 2016, sumaba a penas USD563.6 millones, augurando un mal año. Ya en 2015 la IED disminuyó USD168 millones con respecto a 2014, afectando el dinamismo de actividades económicas relacionadas con las telecomunicaciones, la agricultura, el comercio y la electricidad. La caída en el flujo de IED proveniente de El Salvador, Estados Unidos, Inglaterra, México y Canadá sumó en 2015 aproximadamente USD216 millones.
En cuanto al mercado de trabajo, este ha continuado debilitándose. Entre abril de 2015 y de 2016, las encuestas de empleo e ingreso registran la pérdida de 40 mil empleos formales, mientras los informales crecieron en 315 mil y el desempleo abierto aumentó en 54 mil personas. Por si fuera poco, en ese mismo período el ingreso promedio nacional de los trabajadores pasó de Q2,128 a Q2,131 mensuales (1% de incremento), mientras el costo mensual de la canasta básica vital aumentó de Q6,049 a Q6,747 (11.5%).
Finalmente, el presupuesto público siguió siendo muy limitado, pues equivalió al 12.2% del producto interno bruto. De hecho este es el más pequeño de los últimos 17 años y fue aprobado con errores que, sumados al proceso de aprendizaje del actual gobierno, ha dado como resultado una menor ejecución. Las limitaciones de gasto público social, principalmente en lo relacionado con la niñez y adolescencia, así como las magras inversiones en infraestructura limitan el crecimiento económico actual y futuro.
La economía de Guatemala necesita la levadura adecuada para crecer y crecer bien. Esta levadura tiene que ver con una urgente transformación productiva que genere empleos y salarios suficientes para lograr el bienestar de los hogares; un plan fiscal que ejecutado de manera transparente promueva la construcción de infraestructura económica y social que dinamice la economía en todo el territorio, y un piso de protección social (salud y nutrición, educación y capacitación) que asegure a todos los hogares un nivel mínimo de apoyo. También hace falta un plan de cero tolerancia a la corrupción y opacidad, desde lo público y lo privado, para generar mayor certeza a los inversionistas, pero más importante, para dar certidumbre sobre el tipo de país que habitamos todos los ciudadanos.
Tenga la certeza de que si el pastel no crece es porque le falta levadura.