Conéctese con nosotros Facebook Twitter YouTube LinkedIn
Blog

Despilfarro de críticas

“Gobierno dará dinero en efectivo a jóvenes que no trabajan ni estudian” señalaba el titular de un medio de comunicación, «Gobierno promete empleos para 15,000 jóvenes “nini”» rezaba otro. Ambos titulares surgieron de un evento en donde el presidente Salvador Sánchez Cerén lanzaba medidas extraordinarias de prevención de violencia, y comentó sobre un programa dirigido a todos aquellos jóvenes que no estudian ni trabajan: “se les va dar un apoyo con dinero por 12 meses, para que cada joven pueda tener formación y si tiene formación enviarlo a pasantías, y si tiene capacidades emprendedoras se le dará capital semilla para que pueda poner su negocio”. Días después, recordaba la Directora del Injuve que el programa se llama “Jóvenes con todo”. Por cierto, el perfil de programa se encuentra en la página web de dicha institución desde marzo del presente año.

Y esto desató miles de comentarios en redes sociales, en los salones de clase, en el trabajo, en los sets de televisión… tal y como esos dos titulares de comunicación, cada quien lo interpretó como quiso. Y en términos generales toda esta situación devela cómo funciona la vida política del país.

La incapacidad del Gobierno de transmitir a la ciudadanía con claridad en qué consiste el programa. Algo que se ha repetido a menudo. En una democracia funcional la comunicación entre la sociedad y el Gobierno es clave para la legitimidad del quehacer público, por eso ésta debe ser transparente, sin ambigüedades ni contradicciones. Esta incapacidad es acompañada del oportunismo de la oposición para intentar sacar raja política, que les ayude a tapar el resquebrajamiento interno que viven; donde lo importante es el partido, no el país.

Además, quedó evidenciada la incidencia que tiene el cuarto poder, los medios de comunicación, la cual es impresionante. Un solo titular con dolo puede causar una serie de ataques injustificados. Por ello, los medios deben manejarse con imparcialidad, no con objetividad, pues cada medio responde a intereses particulares. Umberto Eco planteaba que «el poder que han adquirido los medios es incuestionable, algunas veces creen tener más poder del que realmente detentan y buscan convertirse en protagonistas y jueces de la cosa pública, en más de una ocasión desvirtuándola hasta convertirla en espectáculo».

Y qué decir del papel de la ciudadanía. Qué bueno que participemos, que dialoguemos, que critiquemos la gestión gubernamental; ese es el ingrediente esencial para construir mejores sociedades. Pero no ataquemos sin argumentos, especialmente cuando esos ataques se dirigen a nuestros jóvenes. Me resultó acongojante ver con la simpleza que se usó el término “nini” para decir que quien no estudia ni trabaja es un “vago”, un “huevón”, un “mantenido”. Por un momento, quienes hacían ese tipo de comentarios, se pusieron a pensar en la joven que tuvo que abandonar los estudios para hacerse cargo de las tareas de la casa, del joven que terminó su bachillerato o incluso su carrera universitaria, pero se enfrenta a una realidad en las que no hay oportunidades laborales. Ellos son los que las estadísticas los tildan de “nini”. En serio ¿son vagos?

Para ser sinceros, me encantaría que con la misma inclemencia con la que se atacó “despilfarrar” dinero en los jóvenes, se juzgara los casi USD800 millones que el Estado salvadoreño deja de percibir por otorgar privilegios fiscales.

Cuanto se ha deslegitimado vivir en sociedad, ahora no se protege a los jóvenes, se les ataca. Sin lugar a dudas muchos de los problemas que tenemos hoy en día son explicados por el individualismo, ese en el que no importa como estén los demás si yo estoy bien. Para mejorar, debemos reconciliarnos como sociedad. Ojalá esto sirva para reflexionar sobre el sistema de protección social que como país nos merecemos. Que se logren acuerdos sobre políticas que permitan brindarles verdaderas oportunidades de desarrollo a los jóvenes, quienes hasta ahora han sido excluidos. Sin lugar a dudas urge pasar de políticas gubernamentales a políticas de Estado, lo que implicará pensar más en el bienestar colectivo.