

Las niñas de nuestro presente, liderarán el futuro
El martes 11 de octubre se celebró el día internacional de la niña. Esta fecha, más que un día conmemorativo, debería ser un recordatorio sobre la importancia de alcanzar la equidad de género en nuestro país y asegurar el cumplimiento de los derechos de las niñas salvadoreñas. Precisamente, ellas son un segmento poblacional de vital importancia. En 2017, las niñas representaron aproximadamente el 50% del total de menores de 12 años, al tiempo que constituyen el 10.1% de la población total del país. Ellas son parte de nuestro presente y liderarán nuestro futuro. Invertir en su educación y salud garantiza la posibilidad de asegurar el goce de sus derechos en el corto plazo; en el mediano plazo, esto permite asegurar su pleno desarrollo físico y emocional, mientras que en el largo plazo allana el camino para que ellas puedan realizarse plenamente como ciudadanas que participan y contribuyen al desarrollo del país.
Sin embargo, a pesar de esta potencialidad, la sociedad salvadoreña enfrenta retos importantes para asegurar una mejor sociedad nuestras niñas. Para muestra algunos botones: la tasa de asistencia escolar de las mujeres en 2016 fue de 25.9%, 4.6 puntos porcentuales menor a la de los hombres. Entre las principales razones señaladas por niñas y adolescentes para no asistir a la escuela se encuentran los quehaceres domésticos. Este es un ejemplo de cómo los patrones patriarcales que derivan en la división sexual del trabajo se convierten en un freno a la equidad de género. Por otra parte, según datos del Ministerio de Salud y de la Encuesta Nacional de Salud de 2008, 3 de cada 10 mujeres menores de 18 años recibió algún tipo maltrato físico en el hogar, mientras que aproximadamente el 25% de los hogares del país registró maltrato de mujeres perpetrado por hombres. Finalmente, en 2013 las agresiones sexuales contra mujeres representaron casi el 90% de este tipo de denuncias.
A pesar de este panorama, también hay avances que es importante señalar. Por ejemplo, según datos de Unicef, la tasa de mortalidad de niñas menores de 5 años se ha reducido de forma continua en la última década. Asimismo, datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2014 sugieren una reducción de la desnutrición en menores de 5 años. Más recientemente, la Asamblea Legislativa corrigió el adefesio legal del Código de Familia que permitía el matrimonio entre adultos y menores de edad, avance importante para asegurar los derechos de las niñas salvadoreñas. No obstante, estos progresos se ven amenazados, entre otros fenómenos, por la reducción de la inversión pública en niñez y adolescencia (IPNA). Según datos presupuestarios de 2017, la IPNA, en su proporción con respecto al PIB, rondaría niveles similares a los registrados en 2008. Más aun, es posible –y a la vez preocupante– que esta tendencia se replique en el proyecto de presupuesto de 2018, remitido recientemente por el Ejecutivo a la Asamblea Legislativa.
Una tarea importante para avanzar hacia la equidad de género es dotar a las niñas de todas las capacidades para su desarrollo pleno, empoderarlas. Esto implica facilitar su acceso a educación, salud y nutrición, así como el fomento de espacios de participación para que ellas puedan expresarse en sus distintas facetas. Esta tarea también incluye la necesidad de concientizar a nuestra sociedad sobre la importancia de equiparar las oportunidades disponibles para niñas y niños, como un vehículo transcendental para reducir las desigualdades socioeconómicas persistentes en nuestro país. Los discursos en favor de las niñas siempre abundan en estos días, pero lo que necesitamos para lograr el empoderamiento de las niñas salvadoreñas son medidas de política fiscal que permitan la producción de bienes y servicios públicos que garanticen, promuevan y protejan sus derechos. Que el día internacional de la niña nos sirva para recordar que, como menciona Susana Vas Patto –parte de la Misión Permanente de la ONU en Portugal– “cuando se trata de dar poder a las mujeres, siempre es importante comenzar desde la niñez”.
Esta columna fue publicada originalmente en el diario El Mundo de El Salvador.