

¡Habemus nuevo sistema de cuentas nacionales!
El viernes 23 de marzo el Banco Central de Reserva publicará el nuevo sistema de cuentas nacionales. Este sistema se basa en el manual de cuentas nacionales (SCN-2008) elaborado por las Naciones Unidas en conjunto con otros organismos internacionales. El proceso de actualización ha sido extremadamente largo, por lo que es importante evaluar cuáles fueron los cuellos de botella que impidieron avanzar de forma más rápida. A pesar de todo, es una buena noticia contar con un nuevo sistema que sigue las directrices más actualizadas en contabilidad nacional. En este sentido, el nuevo sistema proveerá una fotografía más detallada y fiel de la estructura productiva y el nivel de actividad económica del país. Con el fin de aportar un poco de claridad a este proceso, quisiera discutir sobre un mito, una virtud y algunas de las implicaciones de esta actualización.
Mito: Las diferencias de datos entre el antiguo y el nuevo sistema reflejan que el gobierno ha estado maquillando cifras. Este razonamiento es incorrecto. La principal fuente de inconsistencias es que el sistema antiguo está profundamente desfasado. Por un lado, éste utilizaba la estructura productiva y precios de 1990 –año base– para medir la evolución de la actividad productiva de años posteriores, tan lejos como 2016. Por otro lado, el sistema antiguo seguía lineamientos del manual de cuentas nacionales de 1968, el cual presenta limitaciones importantes, entre ellas la de utilizar un año base fijo, por lo que, para mantener la consistencia del sistema, no se puede incluir información reciente sin cambiar el año base, lo cual requiere una importante cantidad de recursos. Precisamente, por esto se recomienda cambiar el año base al menos cada 10 años; sin embargo, el país esperó casi 24 años desde que se realizó la última actualización. Dados éstos y otros problemas, es normal que las cifras del antiguo sistema y el nuevo difieran, esto ha sucedido en todos los países que han actualizado sus cuentas nacionales. Podemos criticar la tardanza en publicarlo, debemos de pedir explicaciones a los responsables, pero es incorrecto decir que las diferencias entre el antiguo y el nuevo sistema son fruto de un maquillaje de cifras.
Virtud: El nuevo sistema de cuentas nacionales –con año base 2005– fue elaborado siguiendo las directrices del SCN-2008. Una de las principales virtudes de este sistema es que tiene una base móvil, es decir, el año base no es fijo, sino que se actualiza al año inmediatamente anterior. La ventaja de esto es que permite actualizar la estructura productiva y los precios con información reciente. Por ejemplo, permite la incorporación de nuevos productos o reflejar el declive o auge de sectores económicos, así también permitiría incorporar información actualizada de censos poblacionales y económicos. Con ello, se evitaría que se produzca el desfase comparativo que se observaba con el sistema antiguo, el cual tenía como año base fijo 1990. En suma, esta característica hace que la medición de la actividad productiva sea más acertada.
Implicaciones: La actualización del sistema de cuentas nacionales tendrá consecuencias importantes en algunos de los indicadores económicos utilizados en el análisis fiscal. Si, como se espera, el PIB es menor en el nuevo sistema, el impacto inmediato de ello es que las tasas que utilizan este indicador como denominador incrementen: carga tributaria, déficit fiscal, ratio de deuda pública, entre otros. Sobre este punto, es importante recordar que en los indicadores que reflejan la capacidad de pago –como la ratio de deuda– un PIB más remesas es un mejor denominador que el PIB, ello porque la inclusión de las remesas refleja de mejor manera la capacidad de pago del país –por ejemplo, las remesas permiten ampliar la base tributaria–. Asimismo, un PIB menor tendrá implicaciones en las reglas cuantitativas establecidas en la Ley de Responsabilidad Fiscal para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas y el Desarrollo Social.
La publicación del nuevo sistema de cuentas nacionales es una buena noticia para todas y todos, pues ahora tenemos una mayor certeza de cuánto producimos, cuánto se acumula y cómo se distribuye lo producido en la economía.
Esta columna fue publicada el 22 de marzo de 2018 en el diario El Mundo de El Salvador