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Al cierre de 2019, la economía mundial presentaba síntomas de que no estaba bien. La desaceleración se hacía presente, es decir, que, aunque la economía crecía lo hacía a un ritmo más lento, pues el crecimiento fue de 2.9%, inferior al 3.6% de 2018. Sin embargo, las proyecciones de los organismos internacionales planteaban que para 2020 las cosas iban a mejorar. Pero en una economía débil, cualquier virus puede hacer estragos. Y es justo lo que está pasando.

El Banco Mundial realizó el 15 de marzo un panel-foro de presentación del «Informe sobre el desarrollo mundial 2017», que en esta edición se enfocó en el tema de la gobernanza y las leyes. Al evento asistieron autoridades hondureñas, sector privado, sociedad civil, academia y cooperación internacional. En el panel de discusión participó Hugo Noé Pino, economista de País en Honduras, del Icefi.

Las discusiones en los últimos siglos se podrían resumir en torno a cuál es el papel que deben jugar los Estados en la sociedad. Desde posiciones que abogan por su reducción al mínimo, como el neoliberalismo, hasta expresiones ideológicas que apuestan por su involucramiento en todos los contextos sociales. En todo caso, en pleno siglo XXI, la idea del Estado efectivo, capaz de mejorar el bienestar social y económico, es la que se plantea como la mejor alternativa frente a la democracia y el desarrollo.