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Los flujos ilícitos de capital y la iniciativa BEPS. Recomendaciones para su aplicación en Guatemala
La creciente globalización internacional, el uso de las tecnologías de comunicación y la dispersión de los tratamientos tributarios mundiales en materia tributaria y de control de transparencia propiciaron y siguen impulsando, con la complicidad de ciertos segmentos financieros mundiales, el trasiego de capitales de un país a otro con el propósito de evitar las regulaciones nacionales y, en la mayor parte de casos, de la identificación de la propiedad de dichos fondos, así como el correspondiente pago de impuestos.
Cuando se escucha el concepto de flujos financieros ilícitos, la mayor parte de las personas tiende a pensar que se refiere exclusivamente a aquellos capitales que derivan de operaciones al margen absoluto de la ley, tales como contrabando, tráfico de drogas, trasiego de armas, tráfico de personas y, muy importante para los países latinoamericanos, de la corrupción de determinados agentes económicos. También se piensa normalmente que los sujetos involucrados en dichos crímenes hacen todo lo posible por mover sus recursos de forma subrepticia al margen de los mecanismos regulares financieros. En la práctica, muchos de estos individuos logran trasladar los recursos obtenidos hacia centros financieros internacionales que les ofrecen, además de anonimato directo, servicios diversos para crear estructuras artificiales que hacen sumamente difícil su relacionamiento con los grandes montos de dinero.
Efectivamente, muchos de los recursos que se mueven hacia los centros financieros off shore, otrora llamados «paraísos fiscales», proceden de dichas prácticas criminales, por lo que gran parte de los bancos ubicados en estas plazas financieras plantean como estrategia competitiva internacional el ofrecimiento de un completo anonimato, disfrazado de secreto bancario, que se vuelve un real obstáculo para la ejecución de la justicia local e internacional. La imposibilidad de conocer la procedencia y los beneficiarios de estos recursos ha provocado situaciones en las que filtraciones de las transacciones que se realizan en dichos centros financieros desatan una gran cantidad de escándalos en los que se ha logrado establecer la existencia de capitales a nombre de antiguos funcionarios públicos o miembros prominentes del sector privado empresarial. Dentro de estos escándalos sobresalen los conocidos como Panama Papers, Paradise Papers, Lux Leaks y Pandora Papers que, en general, demostraron la creación de andamiajes importantes de empresas ficticias, muchas de ellas con el uso de prestanombres para dificultar la identificación de los tenedores de dichos recursos.