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Fecha de la publicación:
Miércoles, 22 Noviembre, 2017
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El presupuesto de Costa Rica en 2018: Entre la falta de acuerdos políticos y la escasez de recursos públicos para promover el desarrollo
Costa Rica se ha perfilado desde mediados de la década de los cuarenta del siglo pasado como un país que, en cierta media, puede considerarse como un referente de éxito económico y social a nivel mundial, basado en un esquema de desarrollo inclusivo y participativo, el cual, sin embargo, parece no ser sostenible en el largo plazo a menos que las fuerzas políticas den un giro significativo y dejen de pensar menos en sus intereses particulares.
Los éxitos de la sociedad costarricense, a diferencia de sus contrapartes centroamericanas, se fundamentaron en la temprana eliminación del ejército, en el camino a considerarse como una sociedad pacífica y estable en la búsqueda de una protección social más universalista y la construcción de pilares indispensables para el desarrollo humano general. La implementación de la educación gratuita y obligatoria con incorporación de alta tecnología; la inversión pública en la generación de energía renovable; la provisión de bienes públicos de buena calidad y cobertura, y el fomento de una capa media vigorosa parecieron ser condiciones suficientes para
garantizar el progreso social ulterior.
A la fecha Costa Rica se ubica en la posición 63 de 180 países en el Índice de Libertad Económica (The Heritage Foundation, 2017), considerándolo como una nación moderadamente libre, a pesar de la fuerte presencia de inversión pública en sectores económicos clave, lo que contrasta con la retórica neoclásica de que la presencia pública dificulta los negocios y es un síntoma de intervencionismo y carencia de libertad. Además, la encuesta Doing Business 2017 (World Bank Group, 2017) la ubica en la posición 62 de 190 países, situándola como una de las naciones de la región con mayor facilidad para hacer negocios. Complementariamente, el Índice de Competitividad Global 2017-2018 (World Economic Forum, 2017) también posiciona a esta nación centroamericana en la posición 47 de 137, posición que ha mejorado en forma sostenida desde 2012-2013, cuando se ubicó en la posición 57, lo cual implica que es uno de los países con alta competitividad, pero también con el compromiso de mejorarlo en forma permanente.
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