

Guatemala: Icefi sostiene que lucha contra la corrupción y la impunidad no tiene impacto económico o fiscal dañino
El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) adelanta que una de las principales conclusiones de un estudio que publicará en breve es que la lucha contra la corrupción y la impunidad no está teniendo impactos negativos sobre las finanzas públicas ni sobre la economía guatemalteca en general.
Fundamentado en un estudio empírico y documental, el Icefi analizó las causas y contexto de la desaceleración que la economía guatemalteca ha registrado, y la posibilidad que este fenómeno se explique como un supuesto impacto negativo de la lucha contra la corrupción y la impunidad, intensa desde 2015. Para el instituto, la conclusión principal de su estudio es que, si bien el ritmo de crecimiento de la economía guatemalteca durante 2017 disminuyó respecto al de 2016, los factores asociados a la moderación económica no tienen relación con las acciones anti-corrupción emprendidas hasta ahora por el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
El Icefi explica que los datos oficiales señalan que entre los factores que incidieron en la moderación del crecimiento económico por el lado de la demanda agregada se encuentran: el incremento de la tasa de inflación; la disminución en el crecimiento del crédito bancario al sector privado; la austeridad en la política de gasto del Gobierno; las dificultades de ejecución presupuestaria en la mayoría de las entidades estatales; la incapacidad gubernamental para generar mayores ingresos fiscales; y, la apreciación del tipo de cambio nominal entre el quetzal y el US dólar. Por el lado del origen de la producción, la contracción del sector de explotación de minas y canteras, como consecuencia de la suspensión temporal de la mina San Rafael y del cierre de operaciones de la Mina Marlin, tuvo un efecto económico acotado debido a su baja participación en la producción total y por su bajo nivel de encadenamiento productivo.
Además, el análisis técnico de las principales variables macroeconómicas revela que la moderación del crecimiento económico es una tendencia que comenzó a registrarse desde 2014, antes de la revelación del escándalo del caso «La línea» en abril de 2015, y que es consistente con la dinámica estructural de la economía a lo largo de todo el período de 1990 a 2017. Es decir, según los datos oficiales el crecimiento de la economía guatemalteca en años recientes es congruente con el comportamiento histórico que ha registrado la economía interna.
Por otro lado, el Icefi explica que al observar el desempeño económico desde la perspectiva regional, la situación es similar para todos los países centroamericanos: todos han registrado un menor dinamismo económico en los últimos años. El Instituto subraya que la desaceleración económica no es una característica exclusiva para Guatemala, sino común para toda la región centroamericana, lo que refuerza el hecho que este comportamiento económico no puede atribuírsele a las acciones del MP y la Cicig, ya que es evidente que el impacto de estas no pudo haberse reflejado en el resto de países de la región.
En todo caso, el Icefi reconoce que la economía guatemalteca sí enfrenta problemas y desafíos importantes. Al revisar los resultados del análisis que el Banco de Guatemala del crecimiento económico de largo plazo a través de la descomposición de las contribuciones de los factores primarios de producción (conocido en economía como Enfoque de descomposición del crecimiento económico), el Icefi observa que durante un período de 67 años «el capital físico en Guatemala no ha jugado un papel importante en el proceso de crecimiento económico, lo cual es resultado del bajo nivel de inversión, particularmente en infraestructura, la cual, en promedio, es inferior a la de la mayoría de países de América Latina». Es decir, la imposibilidad de un crecimiento económico más acelerado obedece a factores estructurales como el nivel de inversión demasiado bajo, no a contextos coyunturales como la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Finalmente, el Icefi rechaza como irresponsables los argumentos que intentan normalizar la corrupción, como un fenómeno que afecta a todos los países, o que el funcionamiento del Estado requiere ciertos niveles de corrupción. Por el contrario, el Instituto recalca que la evidencia empírica señala que países que tienen menores niveles de corrupción tienden a crecer más. Puntualiza que para incrementar la inversión, factor clave para el crecimiento económico, la lucha contra la corrupción y la impunidad genera un ambiente favorable porque incrementa la transparencia y la rendición de cuentas del gobierno, recupera la confianza de ciudadanos e inversionistas, y en general, fortalece la efectividad del Estado.
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