

LA IMPORTANCIA DE LA RECAUDACIÓN DEL IVA
El tributo representó el 45.8% de la recaudación acumulada a junio de 2017, por lo que requiere mucha atención de las autoridades fiscales.
En una reciente entrevista en radio, el Intendente de Recaudación de la SAT informó que alrededor del 80 por ciento de la recaudación provenía de las declaraciones de cerca de 3,000 contribuyentes, lo que inmediatamente fue tergiversado por algunos grupos interesados y se comenzó a vender la idea que la recaudación era pagada en su mayor parte por dichos contribuyentes. La verdad es que cerca del 65% de los tributos que cobra el Gobierno de Guatemala provienen de lo que se conoce como impuestos al consumo o a la distribución, y que son pagados por el pueblo de Guatemala, por lo que es una absoluta falsedad que solo 3,000 contribuyentes paguen el 80% de los impuestos.
“La confusión” se origina cuando las empresas que realizan ventas, cobran el IVA y otros impuestos indirectos a nombre del Estado, por lo que cuando lo entregan a las cajas fiscales, sólo están trasladando los impuestos que sus consumidores pagaron… no lo están pagando ellos. Además, estas empresas que incurren en un costo administrativo por el cobro del IVA, disfrutan de un promedio de cuarenta y cinco días del jineteo financiero de esta recaudación, lo que compensa el gasto causado e incluso puede ocasionar un incremento de su rentabilidad empresarial.
El IVA es el principal impuesto de Guatemala y representa cerca del 45.8% de la tributación. Tiene dos vertientes, que deben ser analizadas: el segmento cobrado en aduanas y que se acostumbra a llamar IVA importaciones, y la liquidación que se realiza al final de cada mes y que se le da el nombre de IVA doméstico. De la suma de dichos segmentos, las autoridades separan una parte que será devuelta a los exportadores, por la teórica reposición al IVA pagado en las compras realizadas -la devolución del crédito fiscal- y el resultante es lo que el Gobierno dispone para financiar sus operaciones.
El principal indicador internacional para medir la eficiencia de la administración del IVA, se conoce como “Nivel de Incumplimiento del IVA” o coloquialmente como “Nivel de Evasión del IVA”. La SAT publicó recientemente su estimación de dicho valor, e informó que del valor a percibir (luego de deducir las exenciones tributarias) no se está reportando a las cajas fiscales: 37% del total, unos Q13,800.0 millones. El monto evadido de IVA representa más del doble del presupuesto del sector de salud; casi el triple del destinado a seguridad y cerca de la totalidad del presupuesto del sector educación. Los montos indicados son preocupantes, y si bien es cierto se reconoce que controlar la evasión no es una tarea fácil, también es pertinente reconocer que la misma SAT reportó que en 2012 dicho indicador alcanzó 25.6% del potencial, por lo que sólo en 2016 la pérdida en la capacidad recaudatoria de la SAT, implicó que no se percibieran Q4,247.7 millones; que hubiesen sido de mucha utilidad para paliar la situación de la salud o del financiamiento de programas para la niñez, sin necesidad de aumentar impuestos.
Por ello, es pertinente que las autoridades de la SAT, siguiendo la línea de combate a los evasores, refuercen su estrategia para mejorar la eficiencia del IVA. Esta estrategia deberá incluir entre otros aspectos: fortalecimiento de los controles de facturación y de inventarios, especialmente de los entes que venden bienes importados; adopción inmediata de la fase II de la facturación electrónica y la solicitud de cambios legales –que debieran resultar en un cambio total a la ley de dicho impuesto- destinada a eliminar los privilegios que gozan sectores que no facturan, como las fundaciones y asociaciones que esconden actividades lucrativas y el sector construcción que únicamente factura sobre el 70% de sus ventas.