

La evaluación del trabajo de la SAT
La evaluación del trabajo de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) es una tarea compleja, pues para hacerlo se necesita conocer cuál es el objetivo de la institución, sus procesos y su organización. El propósito fundamental de la SAT es administrar con eficiencia el sistema tributario y aduanero del país, pero: ¿Qué profundidad tiene dicho propósito y cómo se mide? En primer lugar debe comprenderse que ambos sistemas son diferentes y no puede utilizarse el mismo criterio para evaluar los resultados en cada uno.
El propósito de administrar el sistema tributario es recaudar el monto potencial de pago que las leyes tributarias del país permiten al aparato estatal, para lo cual, el administrador tributario debe conocer que enfrentará diferentes tipos de contribuyentes, unos más renuentes que otros para efectuar los pagos y por ende, sus estrategias deben ser diferenciadas. La medición del éxito en la administración del sistema tributario dista de una simple evaluación de si se llegó o no a la meta que se establece en el presupuesto; el criterio real de éxito gira en torno a la reducción de los niveles de incumplimiento tributario. Por su parte, el propósito de sistema aduanero en el mundo moderno es agilizar los procesos de despacho de mercancías y garantizar la seguridad de los mismos, para fortalecer la competitividad del país; por ende, medir el desempeño aduanero por el nivel recaudatorio es contrario a las prácticas internacionales e implica un escaso conocimiento del funcionamiento de las mismas.
Para evaluar el desempeño general de la SAT deben seguirse al menos cinco líneas: a. Reducción del nivel de evasión; b. Mejora en el servicio al contribuyente; c. Aumento en la percepción de riesgo; d. Fortalecimiento institucional; e. Fortalecimiento del despacho aduanero. Resumir la evaluación del trabajo de la SAT al simple cumplimiento de metas recaudatorias contenidas en el Presupuesto, las cuales incluso por ser políticamente diseñadas o que pueden estar mal formuladas, es incorrecto e incongruente con las buenas prácticas internacionales. Por ello, durante la discusión en el Congreso sobre los cambios a la Ley orgánica de la SAT, Icefi propuso que los criterios para evaluar el trabajo del Superintendente no se sujetaran a la condición espuria y simplista de alcanzar la meta tributaria, sino que se fundamentara en una evaluación permanente de todos los vectores de trabajo. Lamentablemente, la posición del Ministerio de Finanzas y de algunos diputados, fue de mantener la posibilidad de remover al Superintendente siguiendo un solo criterio (el cumplimiento de la meta), sin evaluar integralmente su gestión.
Aun cuando, en el momento actual ya existe una discusión legal sobre si es pertinente la destitución del Superintendente, producto del incumplimiento de las metas de recaudación de 2017, lo mejor sería que en el futuro el convenio del Organismo Ejecutivo con dicho funcionario no se viera limitado a un único factor, sino que contemple el desempeño de todos los vectores institucionales, permitiendo realmente evaluar si existe una mejora en la SAT y reduciendo la posibilidad de destituciones que pueden obedecer a factores eminentemente políticos.
Esta columna fue publicada originalmente el al revista Contra Poder de Guatemala.