

¿De dónde vendrá el dinero? Ingreso Básico Universal, Democracia y Utopía
Por Julio Linares // Enlace Social para la Red Mundial de la Renta Básica
Sobre la Definición del Ingreso Básico:
La idea del ingreso básico universal (IBU) se define por la Red Planetaria del Ingreso Básico (1) como un pago periódico de dinero, entregado incondicionalmente a todas las personas de una comunidad política, de manera individual, sin ningún tipo de requerimiento laboral o condiciones.
Por lo tanto, el ingreso básico tiene 5 características. Es:
- Periódico
- Pagado en un medio de intercambio apropiado (por ejemplo, en efectivo o con dinero virtual)
- Individual
- Universal
- Incondicional
La definición de lo que constituye “básico” depende de los valores de la región determinada, pero se busca una cantidad suficiente para cubrir el costo de reproducir la vida en todas sus dimensiones (vivienda digna, servicios básicos, comida, etc.).
Sabemos bien que el ingreso básico universal es una política transformadora. El IBU es la libertad de poder decir que no: a un trabajo con mal pagado, a una pareja violenta, a relaciones de dominación en general.
Muchos estudios pilotos se han hecho alrededor del mundo durante las últimas décadas que demuestran rotundamente los efectos positivos del ingreso básico en las diferentes dimensiones de la vida, desde mejoras en salud y educación, igualdad de género, entre otras cosas.
La intención de este artículo no es revisar la vasta literatura explicando los beneficios de un ingreso básico. Ya otras personas lo han hecho (2). La conclusión de los autores Sarath Davala y Guy Standing, sobre los efectos del piloto implementado Madhya Pradesh, India, lo dice todo:
El valor emancipatorio de un ingreso básico es más grande que su valor económico (3).
Habiendo dicho esto, la definición anteriormente dada no cubre la pregunta de cómo podría un ingreso básico hacerse realidad en términos económicos. Con la actual crisis económica, social y ecológica, esta pregunta es más importante que nunca. Por eso, en este artículo intentaré contestar la pregunta:
¿De dónde vendrá el dinero? O bien, ¿cómo financiar un IBU?
Sobre la Producción de un Ingreso Básico Universal:
Existen varias propuestas para la generación de un ingreso básico universal. Cada método específico de financiamiento tiene sus propias limitaciones y ventajas. La producción de un ingreso básico universal generalmente se piensa desde un ámbito de redistribución fiscal por medio de tasas más altas de impuestos a los ricos para darle a los pobres o bien, por medio de impuestos a la riqueza y fondos soberanos de inversión, cuyas ganancias son distribuidas como dividendos a todes por igual en una región o país (4).
Estos mecanismos, si bien sumamente importantes y complementarios para la distribución de un ingreso básico universal, se mantienen en la superficie de las estructuras que hoy reproducen nuestro sistema. Es decir, estos mecanismos redistributivos intentan incidir en los efectos sociales generados por el sistema actual (desigualdad y pobreza extrema, precariedad labora, para nombrar algunos) pero sin cambiar las causas fundamentales.
La siguiente formulación intenta entonces cuestionar estas causas de raíz, particularmente la estructura del financiamiento del Estado nación moderno y su transformación por medio de un IBU.
A continuación, proponemos la democratización de la producción de dinero por medio de la introducción permanente de un ingreso básico universal en toda Guatemala, Centroamérica y potencialmente el resto de América Latina. Descentralizando la producción de dinero a todas las personas de los países por igual, la relación Estado-sociedad cambiará de formas que intentaremos dilucidar a continuación.
Creación Monetaria, Deuda y Crisis Económica:
Para entender mejor cómo un ingreso básico incondicional puede democratizar las instituciones del dinero hay que primero entender las estructuras que hoy son responsables de la creación monetaria.
En las economías modernas, los bancos centrales y privados son los responsables de la creación monetaria. Es decir, los bancos crean dinero cuando emiten préstamos a otros bancos, negocios o a individuos.
La creación monetaria ocurre en el siguiente orden: bancos centrales < bancos privados < negocios < sociedad.
En este sentido, el dinero es deuda; una promesa de pago. El economista Richard Werner ha demostrado que los bancos modernos tienen el privilegio de crear dinero ex nihilo (de la nada), cuando escriben un crédito nuevo en sus cuentas y lo debitan en la cuenta de sus acreedores, dinero que es luego usado por la gente para construir una casa, hacer un negocio, consumir o crear una nueva industria (5).
Según el Banco de Inglaterra:
“En la economía moderna, la mayoría del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero a menudo se malinterpreta cómo se crean esos depósitos bancarios: la forma principal es a través de bancos comerciales que otorgan préstamos. Cada vez que un banco hace un préstamo, simultáneamente crea un depósito equivalente en la cuenta bancaria del prestatario, creando así dinero nuevo" (6).
Alrededor del 95% del dinero en existencia en el mundo toma forma virtual, el resto son los billetes y monedas físicas estatales que usamos diariamente (7), deudas privadas y al Estado que se devuelven en cuotas mensuales al banco y con nuestros impuestos.
Durante el neoliberalismo, los bancos centrales modernos han asumido el rol principal de intentar controlar la inflación. Los bancos centrales pueden hacer esto ya sea por medio de su política monetaria y política fiscal.
La política monetaria consiste en cambiar las tasas de interés base (que los bancos privados después usan para prestar a la gente a tasas más altas), o creando más dinero/deuda.
La política fiscal funciona por medio del gasto público y la recolección de impuestos, actos paupérrimos para la mayoría de los Estados-nación Latinoamericanos, hoy enfocados más en hacer crecer el consumo que invertir en educación y la salud.
Estos son los dos mecanismos por medio de los cuales el Estado intenta gobernar la economía.
A pesar de que la mayoría de los Estados Latinoamericanos tienen soberanía sobre su moneda, cuentan con menor capacidad de influir sobre sus propias economías. Esto es debido a varios razones. La primera es la acumulacion de deuda externa denominada en dólares a organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los gobiernos más endeudados tributan al extranjero un cuarto y hasta la mitad de la riqueza producida anualmente, limitando así cualquier accionar político.
La segunda razón es la dolarización. Debido a crisis financieras causadas por el endeudamiento tanto externo como interno, algunos países han tenido que tomar el dólar como moneda oficial. En economías dolarizadas como las de El Salvador y el Ecuador, los países no cuentan con soberanía monetaria, por lo que no pueden influir sobre su creación, solamente sobre los impuestos y la dirección del gasto público. La tercera razón que envuelve a las otras dos es el imperialismo. Pero en realidad, los países no necesitan del dólar para financiarse a sí mismos.
¿Por qué no cancelar las deudas tanto nacionales como internacionales acumuladas hasta hoy? El jubileo de la deuda, como se le conoce, es tan antiguo como la historia misma (7).
Debe decirse que cuando los bancos dan préstamos, sólo producen el principal o el monto inicial pero nunca el interés.
¿De dónde viene el interés que reciben los bancos? Simple: de las deudas e ingresos de otras personas, negocios o naciones que tienen que competir por el dinero.
Similar a un juego de las sillas musicales en donde la gente pierde cuando se queda sin lugar donde sentarse, el dinero es producido hoy en día como una mercancía en escasez, generando una serie de incentivos perversos, desigualdad crónica tanto entre países como entre sociedades, haciendo a la gente esclava de la deuda.
En momentos de crisis económicas, los bancos centrales como la FED en los Estados Unidos, El Banco Central Europeo o el Banco de Guatemala, emiten créditos a bancos privados y al sector empresarial, comprandoles cualquier cantidad de bienes a cambio de liquidez, o simplemente perdonando sus deudas.
Su lógica es que con estos privilegios, los bancos privados podrán seguir prestando a las personas y así mantener la maquinaria a flote. Pero esto no solo es inaceptable y extremadamente injusto, no es posible bajo la condiciones de la crisis actual, en donde la hegemonía del dólar mismo se ha puesto en cuestionamiento. Para sobrepasar la crisis del presente, hay que cambiar fundamentalmente las estructuras de raíz.
Democratización del Dinero: El Ingreso Básico Universal como Tenencia Colectiva
El ingreso básico como un derecho inalienable, distribuido a toda la sociedad, implica la transformación del dinero de una mercancía que es actualmente propiedad privada, producida por bancos y el Estado, a un bien común de tenencia colectiva (8), producido y distribuido a todas las personas por igual como un ingreso periódico e incondicional.
Este ingreso individual no es necesario pagarlo de regreso al banco. Al contrario, es un derecho a una vida digna, auto proclamado y emitido de todos hacia todos por igual, solo por que existimos. Hacer del dinero un bien común es un acto que democratiza las instituciones encargadas de la creación monetaria así como de la vida misma. Esta democratización nos permite salir del monocultivo del Estado, creando diversidad monetaria que separe las funciones del dinero en diferentes formas (9).
En el ámbito económico, el límite de la imaginación progresista latinoamericana termina en Estados desarrollistas que intentan socialismo por medio de un capitalismo industrial y extractivista. En contraste, la democratización del dinero y la riqueza por medio de un ingreso básico incondicional es un cambio de paradigma. La coproducción del dinero como un IBU es la base para la (re)generación de economías y ecologías plurales.
Fundamentalmente, es un acto que cuestiona lo que nos debemos los unos a los otros y resalta nuestra condición de interdependencia ante los demás, revalorizando y cambiando el significado del trabajo mismo fuera del binario falso construido entre el trabajo asalariado y el trabajo reproductivo que mantiene y cuida de la vida.
Similar a una reforma agraria, cuyo fin es redistribuir las relaciones de propiedad sobre la tierra equitativamente, el ingreso básico universal fundamentalmente cambia las relaciones de propiedad sobre el dinero, desde su producción hasta su (pre)distribución a toda la población de un país.
Actualmente, los bancos centrales tienen el privilegio legal sobre el llamado “señoraje” del dinero, o el ingreso que deviene de la diferencia entre el costo de producir dinero y su valor. Este privilegio puede en vez ser democratizado y descentralizado a todos por igual como parte de su ingreso básico. Desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, la democratización del dinero en la forma de un ingreso básico asegura un piso seguro e incondicional para todos. Así, la producción de dinero ocurriría de abajo hacia arriba: personas < negocios < cooperativas de crédito < Bancos Democráticos.
La democratización del dinero implica, entonces, su coproducción, tenencia y administración colectiva a niveles locales, interconectados confederalmente en busca del bienestar y la construcción del buen vivir. En vez de salvar a los bancos, como en la crisis del 2008, ¿por qué no mejor brindarle a toda la gente un ingreso básico incondicional?
Sobre Utopías y la Implementación de un Ingreso Básico Universal:
En términos operativos, de introducir un IBU en un país como Guatemala o algún otro país Latinoamericano, lo más aconsejado es hacerlo gradual y paralelamente, de manera de crear las estructuras necesarias para su mantenimiento y expansión general, hasta llegar a todas las personas en una comunidad política determinada.
En términos metodológicos, implementaciones plurales, descentralizadas y locales a un espacio geográfico-político determinado (por ejemplo, un departamento o municipios), aseguran mejores prácticas democráticas y administrativas emergentes que luego pueden confederarse.
Pragmáticamente, distribuir una cantidad igual y mensual de dinero de manera participativa y democrática implica no solo descentralización política organizativa a niveles locales o municipales, sino también la búsqueda holística de la sostenibilidad ecológica por medio de la interdependencia (re)productiva de las diferentes comunidades. La diversidad de métodos asegura una infraestructura común, resiliente y escalable a mediano y largo plazo.
Una confederación democrática de naciones centroamericanas (o Latinoamericanas), basada en asambleas con coordinaciones rotativas y mensuales a niveles locales, regionales y nacionales puede servir como un modelo para la introducción de un IBU y la democratización gradual de la riqueza en la región. No podemos esperar a los congresos; el involucramiento cívico es absolutamente necesario para poder democratizar las instituciones creadoras del dinero.
Por ejemplo, una comunidad política determinada puede decidir emitir una moneda local para el pago de su ingreso básico, como sucede actualmente en la ciudad brasileña de Maricá y su moneda, la Mumbuca (11) o en la región Gyeonggi de Korea del Sur, en donde las autoridades locales emiten una moneda regional como ingreso básico a más de 170,000 personas (12). A su vez, otras pueden decidir usar dinero digital por medio de servicio celular, como sucede en Kenya con los pilotos realizados por la ONG Give Directly, entre otros proyectos (13). Otras simplemente pueden utilizar el efectivo de la moneda nacional.
Este tipo de implementaciones locales no solo mejoraran el sistema administrativo, evitan también la extracción de rentas por parte de estructuras burocráticas corruptas. Así mismo, el peligro a la inflación por falta de recolección tributaria puede prevenirse con monedas locales diseñadas para tener una fecha de caducacion, decayendo en el tiempo para incentivar su circulación antes de expirar y salir del sistema. Como el ingreso básico es constante, el nivel de la masa monetaria puede mantenerse en balance con respecto al índice de caducidad del dinero que se emite y la riqueza real (14). De esta manera, las comunidades pueden decidir cómo y en qué invertir sin tener que esperar a los políticos.
El ingreso básico universal es una utopía realista, basada en la simple idea de que todes merecemos vivir en dignidad. Esta propuesta de un IBU es un dinero común, co-producido democráticamente por todes y para todes por igual, simplemente por que existimos. Cuidar de nosotros mismos es también cuidar de la tierra, regenerando y expandiendo a los comunes. Bajo estas raíces, es posible construir una utopía y alternativa sistémica.
Notas
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Visita nuestra página: Basic Income Earth Network
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Para un resumen de los efectos de un IBU en diferentes dimensiones ver Torry, M. (Ed.) (2019). Para los últimos resultados del piloto en Finlandia focalizado a gente desempleada ver el resumen de Philippe Van Parijs.
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Para el estudio completo del piloto en la India ver Davala, S. et al. (2015)
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Widerquist, K. y Howard, M. (2012) proveen un análisis completo del Fondo Permanente de Dividendos en Alaska.
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Lamentablemente, la mayoría de los bancos actualmente son compañías privadas con ánimo de lucro. Para un análisis de la estructuras bancarias y creación monetaria ver Werner, R. (2015; 2016).
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Ver Mcleay et al. (2014) para el reporte completo del Banco de Inglaterra.
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Ver Pettifor, A. (2018) sobre la producción de dinero.
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Desde Sumeria y Mesopotamia, cada nuevo rey perdonaba las deudas del pueblo, que se acumulaban más rápido que la economía real. Ver Hudson, M. (2018). para un recuento histórico sobre la tradición del deror y la amnistía de las deudas.
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Por ejemplo. un antecedente legal en la constitución de Guatemala es el Artículo 67. -Protección a las tierras y las cooperativas agrícolas indígenas. - En donde se menciona “la tenencia comunal o colectiva de la de propiedad agraria, así como el patrimonio familiar y vivienda popular, gozarán de protección especial del Estado, de asistencia crediticia y de técnica preferencial, que garanticen su posesión y desarrollo, a fin de asegurar a todos los habitantes una mejor calidad de vida.”. El ingreso básico incondicional transformaría la institución del dinero en propiedad colectiva de todos los habitantes del país y no propiedad privada o del estado. Para un estudio completo sobre las bases de la propiedad comunal y los sistemas de gobierno comunal indigena en Guatemala ver Tzul, G. (2018).
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Según Polanyi, K. (1977) el dinero tiene 4 funciones: medio de intercambio, medio de pago, reserva de valor y unidad de cuenta para medir y comparar.
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Para un resumen de la historia de la Mumbuca ver este artículo publicado por el Boston Review.
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El IBU fue dado solamente a jóvenes de 24 años. El reporte de la encuesta realizada por el equipo de investigación puede ser encontrado aquí.
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Ver por ejemplo el trabajo de Grassroots Economics en Kenya.
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Sobre el dinero putrefacto las obras de Silvio Gessell y Bernard Lietaer.