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Aún es insuficiente

77 países se han comprometido a eliminar gradualmente el uso y producción de carbón y 25 dejarán de financiar la explotación de combustibles fósiles en el extranjero.


 

Hace un par de meses el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas publicó su sexta evaluación integral sobre el cambio climático, sus causas, sus posibles consecuencias y estrategias de respuesta; el contenido de dicha evaluación señalaba, con base en evidencia científica, que, aunque difícil, aún es posible revertir las tendencias del incremento del calentamiento global, pero para ello se requiere sobretodo de voluntad política para que los países, en especial los del norte global, cumplan con los compromisos de acción climática asumidos en el Acuerdo de París.

El informe de evaluación del IPCC marcó el preámbulo de la vigesimosexta edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas ante el Cambio Climático (COP26), que se está realizando en Reino Unido. La COP es el espacio de negociaciones intergubernamentales al más alto nivel político en el que se toman decisiones para hacer frente a la crisis climática. La edición de este año ha generado muchas expectativas porque permite levantar la pausa que la pandemia por covid-19 supuso para las negociaciones y acciones climáticas; además, es la cumbre en la que se supone que los países actualizarán los compromisos nacionales, mejor conocidos como contribuciones nacionalmente determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) que voluntariamente se asumieron en 2015 en el marco del Acuerdo de París; y, porque es la primera cumbre climática que se realiza luego de la reincorporación de Estados Unidos a dicho acuerdo.

Sin embargo, estos acuerdos resultan marginales cuando se consideran aspectos como el que las naciones más ricas, que no cumplieron con la meta de aportar USD 100 mil millones para el financiamiento climático de los países con menos recursos, señalaron que no cumplirán esas meta sino hasta 2023; en materia de financiamiento climático también persisten las diferencias sobre cómo abordar el desafío de pérdidas y daños. En la cumbre también ha sido muy relevante la ausencia de 3 de los principales emisores de gases de efecto invernadero a nivel mundial: Rusia, India y China, y la baja representación de los países en desarrollo en las mesas de negociación. Finalmente, aunque en esta COP los países deberían de actualizar sus NDC, muchos han vuelto a presentar los mismos objetivos, otros han presentado objetivos menos ambiciosos y otros ni siquiera han presentado una nueva versión de sus compromisos.

Esto pone en evidencia la enorme brecha de credibilidad, acción y compromiso que existe con la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C para finales del siglo. Una evaluación de la coalición Climate Action Tracker señala que, aun cuando se cumplan todos los nuevos compromisos climáticos asumidos en la COP26, estos resultan insuficientes para lograr la meta de los 1.5°C, por lo que es vital que los países definan objetivos más ambiciosos en el corto plazo que les permitan cumplir sus compromisos en el largo plazo.

 
Lourdes Molina Escalante // Economista sénior / @lb_esc
 
Esta columna fue publicada originalmente en El Mundo, disponible aquí.