
Ricardo Castaneda

Economista salvadoreño graduado de la Universidad de El Salvador. Posee un máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra/IDEC, Barcelona. Además cuenta con una maestría en Política Mediática, Mapas y Herramientas para una Nueva Cultura de Ciudadanía de la Universidad Complutense de Madrid. Forma parte del Icefi desde 2013, iniciando como economista investigador. Coordinó el área de «Política Fiscal, Ambiente Natural y Desarrollo». Actualmente se desempeña como Coordinador de país para El Salvador y Honduras.
Ha sido profesor universitario. Autor de múltiples investigaciones sobre finanzas públicas. Ha coordinado estudios sobre inversiones en desarrollo rural, pobreza, desigualdad y, política fiscal. Ha colaborado con estudios fiscales en la Unidad de Análisis y Seguimiento del Presupuesto, de la Comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto de la Asamblea legislativa de El Salvador; y es miembro de la Red de Expertos en Integración Regional del SICA. Asimismo es columnista de opinión.
e-mail:ricardo.castaneda@icefi.org
La estrepitosa caída de los precios de los bonos, el aumento del perfil de riesgo del país, la reducción de los ahorros en los bancos, la dificultad de obtención de financiamiento de corto
¿Realmente beneficiaría un tratado de libre comercio con China a la economía salvadoreña?
Cuando el Presidente Sánchez Cerén y el presidente de Arena se dieron un apretón de manos luego de llegar a un primer acuerdo en materia fiscal, El Salvador suspiró certidumbre.
Hace casi un mes desde que el gobierno anunció la compra anticipada de bonos, por lo quiero colocar unos apuntes y escenarios sobre ellos.
Las discusiones en los últimos siglos se podrían resumir en torno a cuál es el papel que deben jugar los Estados en la sociedad. Desde posiciones que abogan por su reducción al mínimo, como el neoliberalismo, hasta expresiones ideológicas que apuestan por su involucramiento en todos los contextos sociales. En todo caso, en pleno siglo XXI, la idea del Estado efectivo, capaz de mejorar el bienestar social y económico, es la que se plantea como la mejor alternativa frente a la democracia y el desarrollo.
Al cierre de 2019, la economía mundial presentaba síntomas de que no estaba bien.
Ya se ha cumplido un año de convivir con la pandemia y de las medidas para intentar controlarla. Con algunas buenas y otras seguramente no tanto.