Ricardo Barrientos
Director ejecutivo
Es especialista en política fiscal. En 2009 y 2010 se desempeñó como viceministro de transparencia y evaluación fiscal en el Ministerio de Finanzas Públicas de Guatemala. En años anteriores, también fungió en ese Ministerio como asesor técnico y luego director de análisis y evaluación fiscal. Ha sido consultor independiente en temas de política fiscal para diversas instancias y entidades, entre ellas el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal de Guatemala (comisión del pacto fiscal 2006-2008), el Banco Interamericano de Desarrollo, el Grupo de Trabajo de Política Tributaria de Centroamérica, República Dominicana y Panamá, y el Internacional Budget Project. En la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia de Guatemala fue consultor en temas de seguimiento y evaluación de políticas públicas. Es Licenciado en Matemática de la Universidad del Valle de Guatemala y tiene un Certificado de Tributación Internacional de la Universidad de Harvard.
correo electrónico: ricardo.barrientos@icefi.org
Aunque no tan poderoso como lo fue décadas atrás, el empresariado centroamericano continúa siendo un estamento importante con una responsabilidad enorme.
La transparencia fiscal está demostrando ser una condición muy necesaria, pero insuficiente para que Centroamérica supere la corrupción y los retrocesos en su proceso democrático.<
Por supuesto, ser optimista no está mal. Pero un optimismo excesivo es casi lo mismo que mentirse a sí mismo, algo que es muy peligroso en materia económica.
La justicia tributaria no es una cuestión entre comunistas y anticomunistas, e impulsarla no debería generar conflictos comparables con revivir la Guerra Fría.
Una condición necesaria para una democracia funcional es que el relevo de las autoridades superiores del poder Ejecutivo y de la integración de la legislatura se realice mediante elecciones
La austeridad fiscal parece ser una moda, ya que se espera que el gasto público se contraiga en todos los países, mientras que la percepción de la corrupc
Los gobiernos centroamericanos no pueden continuar eludiendo un problema fiscal creciente, que es cuestión de tiempo para que agrave las ya difíciles condiciones de la región.
La dictadura de Daniel Ortega no es el único caso preocupante de regímenes autoritarios y antidemocráticos en Centroamérica. Quizá le siga el de Nayib Bukele en El Salvador.