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Ni cobertura ni calidad

Pimero, la propaganda que hace el Gobierno sobre sus logros en materia educativa indica que se ejecutaron cerca de 889 millones de quetzales en alimentación escolar y en útiles escolares. De acuerdo con reportes del Sistema de Información Fiscal, el Ministerio de Educación (Mineduc) ejecutó en 2016, solo en alimentación escolar, 614.3 millones (78.8 % de lo vigente) y dejó de comprar 164.9 millones en alimentos para niñas y niños. ¿Qué? ¿Acaso con el 50 % de nuestra niñez desnutrida no se necesitan más alimentos?

Segundo, la propaganda mencionada indica que se atendió a más de tres millones de niñas y niños en las escuelas públicas, lo cual no es cierto. Según el sistema de contabilidad del Estado, la matrícula reportada fue de 2,891,372 alumnos. Miles más, miles menos, pero si algo es cierto es que se debe ser transparente en la rendición de cuentas. Además, no reconocen el desacierto de no haber alcanzado la meta de matriculación que tenían en el 2016: 3 186 318 alumnos. Es decir, la actual administración no alcanzó la meta en materia de cobertura educativa por 294,000 alumnos.

Cabe aclarar que la evaluación de la cobertura educativa y de la meta se hizo a inicios del año 2016, pero los ministerios tienen la potestad de modificar sus metas conforme transcurre el año. Es así como a esta administración se le ocurrió reducir la meta inicial en cerca de 241 000 alumnos. Es decir, ya no estaban comprometidos a matricular 3.18 millones de alumnos, sino 2.94 millones. Sin embargo, ni siquiera con esa reducción lograron alcanzar la meta y dejaron de atender a 53 000 alumnos. Uno podría ser más rudo al evaluar a Jimmy Morales y evidenciarle que, en su primer año de gestión, su gobierno atendió a 88 000 alumnos menos respecto del último año del desgobierno de Otto Pérez Molina. Así de mal se compara su gestión en cobertura educativa, señor presidente.

Tercero, si los resultados de cobertura educativa le parecen sombríos, espere a leer esto: contrario a lo realizado por los mejores sistemas educativos del mundo (Finlandia y Singapur), donde los optantes a plazas de magisterio deben rendir un proceso de oposición, el pasado 16 de diciembre se publicó en el diario oficial el acuerdo ministerial 2941, el cual deroga el acuerdo ministerial 2575-2013, que establecía la normativa de contratación para maestros. Esto se hizo con la excusa de que no hay presupuesto para la formación docente, lo cual, igual que el punto uno, no es cierto porque, en el presupuesto para 2017, el Mineduc tiene asignados un total de 132.6 millones de quetzales en diferentes programas y actividades para atender la formación de sus docentes. Lo cierto de esta medida es que ahora cualquier persona sin la debida formación y oposición al cargo puede ser docente. Nótese el clientelismo político para los diputados y la dirigencia magisterial.

Luego de tres desaciertos, ¿uno más? La inadecuada o inexistente coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social en la entrega de programas sociales y en la ampliación de la cobertura en los niveles primario y básico. Con la precaria situación económica del país, esto ha provocado la migración de 24 000 menores guatemaltecos, que han sido encontrados solos en la frontera entre Estados Unidos y México entre octubre de 2015 y noviembre de 2016[1].

¿Qué aciertos tuvo el Mineduc en 2016?

Se logró asignar fondos a las organizaciones de padres de familia, en cumplimiento de la Ley de Compras y Contrataciones, a través de un modelo de gestión que diseñó la Dirección General de Participación Comunitaria y Servicios de Apoyo (Digepsa).

En materia de educación extraescolar, con cifras preliminares a diciembre de 2016, se había alcanzado el número de adolescentes y jóvenes atendidos en 2015 a través de modalidades educativas extraescolares. Un total de 72 892 personas.

No cabe duda de que gerenciar al mayor empleador de Centroamérica es todo un desafío. Pero el acceso a una educación pública de calidad es un deber económico para las actuales autoridades, ya que la riqueza de las naciones descansa en su capital humano. También es una obligación moral porque el bienestar de una persona requiere del conocimiento y las aptitudes que provee una buena educación.

[1] Según datos de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos.

Columna publicada en Plaza Pública el 13 de enero de 2017.