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Importancia de la observación electoral

Uno de los fundamentos de la democracia es el derecho de la ciudadanía a elegir a sus autoridades mediante el ejercicio del sufragio.

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Por ello cualquier elección democrática debe ser inclusiva, limpia, competitiva y con la garantía de respeto de los resultados electorales. En un contexto de un creciente deterioro democrático y pérdida de confianza en las autoridades electorales, los ejercicios de observación electoral pueden resultar fundamentales para asegurar la integridad, imparcialidad, transparencia y confiabilidad del proceso electoral.

El ejercicio de observación electoral independiente es importante para salvaguardar elecciones auténticas, mitigar posibles conflictos, promover la rendición de cuentas y fortalecer el desarrollo democrático. Este tipo de ejercicio no se reduce únicamente al día de las votaciones, sino que abarca la observación de todo el proceso electoral prestando atención a elementos como las condiciones de independencia de las autoridades electorales, la entrega oportuna y suficiente de recursos a las autoridades para la realización de las elecciones, la existencia de garantías jurídicas efectivas durante el proceso y la posibilidad de recurrir a mecanismos efectivos de impugnación y control y la garantía de que no se malversen recursos públicos para las campañas electorales

Las recientes elecciones generales realizadas en Guatemala evidencian la importancia que los ejercicios de observación electoral pueden tener. Desde la etapa preelectoral dominó un clima de polarización política, incertidumbre en el proceso de inscripción de candidaturas y persecución política a funcionarios y militantes de partidos políticos. Por eso no es de extrañar que este proceso ha sido el más observado desde 1985, con al menos 20 misiones de observación, nacionales e internacionales, con miles de observadores desplegados en todo el territorio nacional.

Dentro de las observaciones nacionales, destaca el rol de la Misión de Observación Electoral de Guatemala (MOE-Gt), que contó con la participación de siete organizaciones de sociedad civil. Desde este espacio de observación se señaló el debilitamiento del proceso electoral debido a la aplicación discrecional e inconsistentes de la normativa electoral; se evidenció que el financiamiento electoral es vulnerable a la filtración de dinero ilícito y se documentó al menos 43 casos de uso partidista de recursos públicos en las campañas; y, se registró 114 hechos de violencia electoral y 151 de conflictividad electoral. Además, la MOE-Gt, de manera independiente, también realizó ejercicios de tabulación paralela de votos (PVT por sus siglas en inglés) que, en estricta observancia de parámetros metodológicos, permitió monitorear las diferentes etapas de la jornada electoral y estimar, con base en una muestra, los resultados de la elección a nivel nacional a partir de los resultados reflejados en las actas de escrutinio. Tanto en la primera, como en la segunda vuelta los resultados del PVT verificaron que los resultados oficiales del TSE fueron consistentes con los votos emitidos por las y los guatemaltecos en las urnas, descalificando así cualquier señalamiento de resultados fraudulentos.

Luego de la primera vuelta electoral las misiones de observación, tanto nacionales como internacionales permitieron evidenciar la interferencia en la competencia electoral e independencia del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala, la persecución de funcionarios electorales y de ciudadanos integrantes de órganos electorales temporales y la instrumentalización del sistema judicial para impedir la participación del ahora presidente electo. Este ambiente crítico ha provocado que misiones como la de la Organización de Estados Americanos haya decidido acompañar el proceso de transición hasta el 14 de enero de 2024.

En el contexto guatemalteco la observación electoral ha sido fundamental para salvaguardar la integridad del proceso electoral y sus resultados. Las recomendaciones que emanen de cada una de las misiones de observación permitirán fortalecer el sistema electoral guatemalteco.

Ojalá que la experiencia de Guatemala permita que en la región centroamericana se revaloricen los ejercicios de observación electoral. Siempre que estos esfuerzos se realicen de manera independiente y técnicamente sustentadas, pueden convertirse en herramientas efectivas que contribuyan a proteger la democracia en la región, salvaguardando el poder de la ciudadanía de elegir a sus gobernantes, en especial en contextos en que los gobiernos y candidaturas han institucionalizado acciones fraudulentas que les permiten perpetuarse en el poder público.

 

Lourdes Molina Escalante // Economista sénior / @lb_esc

Esta columna fue publicada originalmente en El Mundo, disponible aquí.